Por: Fabiola Meléndez
El Siglo XXI nos ha sorprendido
con sus grandes avances tecnológicos, el desarrollo de sus redes sociales y con
el cambio, intrínseco, en sus relaciones interpersonales y en los roles entre
maestras, maestros y alumnos. Nuevas maneras de pensar, hacer, aprender, ser y
convivir han surgido, nuevos retos se visualizan para los profesionales,
especialmente en la Educación Universitaria.
Y es que, en medio del
surgimiento de un nuevo modo de producir, que implica, intrínsecamente una
nueva forma de comunicar y de aprender, en la denominada “Sociedad de la
información”, es válido preguntarse por ¿Cuáles son los retos de la docencia
universitaria? ¿Aún es válido su trabajo, con los parámetros del pasado? ¿Qué
elementos debería cambiar en su ser y en su hacer para adecuarse exitosamente a
esta nueva etapa de la educación?, ya que, algunos puntos incidentes en el
cumplimiento de su ROL, actualmente son:
a. Aparición de un entorno
educacional difuso y descentrado. La escuela ha dejado de ser el único lugar
donde se legitima el saber. Existe todo un entorno de información que
profundiza y entremezcla diversos saberes (multidisciplinario) y variadas
formar de aprender, en relación al sistema educativo tradicional, que se
centraliza en el aula y el libro.
b. Nuevas figuras de razón que
interpelan a la tecnología inteligente. El computador no es una simple máquina,
sino un nuevo tipo de tecnicidad que posibilita el procesamiento de la
información y cuya materia prima son abstracciones y símbolos, creando una
nueva aleación entre cerebro e información. Las redes informáticas transforman
nuestra relación con el mundo y nos
sitúan en múltiples situaciones de integración y exclusión, de des-territorialización
e identidad, donde se entre mezclan las lógicas del hipertexto, sonoridades,
relato oral, escritura y lenguaje audiovisual.
c. Transformaciones profundas en
los mapas profesionales y laborales que se avecinan, aunque nuestras
universidades parecen no darse cuenta, podríamos hablar de un mapa “moderno” de las profesiones, más
ligado cada día a la configuración de nuevos oficios que vienen exigidos por
las nuevas formas de producir y gestionar, y por las nuevas destrezas mentales
que la revolución tecnológica introduce en la alfabetización al mundo laboral
de hoy.
d. El nuevo estatuto del
trabajador en la sociedad que rompe con el paradigma “del trabajador de tiempo
completo, para toda la vida” y se inclina por la flexibilización de los
horarios y tiempos, pero que desplaza la figura hegemónica de la
especialización, reinventado la figura de trabajador multifacético, más acorde
al mapa de funciones requeridas por los modelos de producción, de gestión y
comunicación actuales.
Ante la fuerza de todo este
inminente contexto social, se analizan también algunos retos a superar en el
desempeño de la docencia universitaria:
A. Aulas
Superpobladas:
La educación mercantilista, en
las universidades privadas, así como la sobredemanda, en las universidades
nacionales, hacen que los espacios y las aulas de aprendizaje estén cada vez
más llenos. Ante este hecho surgen, para el docente ciertas preguntas urgentes
de responder: ¿Cómo dominar los grupos? ¿Cómo despertar interés? ¿Cómo llegar a
la consecución de sus objetivos pedagógicos?
Sin lugar a dudas, las respuestas
serán verdaderas soluciones a estos retos. Algunas competencias, entonces, que
el docente necesitaría para el manejo de las aulas superpobladas serían:
* Capacidad de empatía con el
grupo.
* Voz fuerte, timbre decidido,
kinésica desarrollada, prosémica afinada.
* Organización del aula,
preferentemente en grupo cooperativos.
* Asignación previa de trabajos
grupales, combinados con plenarias enriquecedoras, entre otras.
B. Diversidad:
La diversidad en
las aulas es lo común, en estos tiempos. Se tiene, por una parte, estudiantes
que aprenden solos y rápido, otros que aprenden cuando interactúan con otros;
existen los que sólo “haciendo aprenden” y los que necesitan observar.
Así mismo, en
cuanto al tratamiento de los contenidos y de las formas de comunicación de los
diferentes objetivos curriculares y de la construcción de competencias
pertinentes en las carreras profesionales, la diversidad exige al docente
convertirse en mediadora o mediador a fin de hacer posible el acto educativo,
dentro del horizonte de una educación que piense en un perfil de ser humano
participativo, creativo, expresivo, solidario, crítico y relacional; y que
parta de las necesidades y capacidades de cada uno.
Entonces, para
afrontar el reto de la diversidad, el docente puede hacerse responsable de una metodología
apropiada en el aula, partiendo de las características propias del grupo; promotor o promotora de las derivaciones de
las teorías psicológicas y del aprendizaje que permiten el desarrollo de
habilidades y competencias en las y los alumnos; así como, extraen de ellas y ellos las destrezas
intrínsecas, bajo un proceso de autodescubrimiento y socialización.
C. Currículo
desfragmentado:
El currículo
desfragmentado es uno de los problemas educativos más significativos dentro de
la Educación Superior, en nuestro país, ya que, existe un énfasis, sobre los
contenidos, pero no sobre su aplicación; un énfasis sobre las notas, pero no
sobre la construcción de nuevas respuestas a los viejos problemas sociales.
Es decir, el
currículo desfragmentado, se centra en el
“tratamiento de contenidos”, pero no son los simples conocimientos en sí
mismos los que dan sentido a la actividad, sino su integración a procesos de
aprendizaje y de realización humana. Esto a partir de la construcción de
conocimientos, de la creatividad, investigación e intercambio de experiencias.
En cuanto a la
visualización del perfil de ser humano y del perfil de sociedad que se quiere
construir, a partir del proceso enseñanza aprendizaje, a través de la claridad
de los objetivos educativos y la formación de actitudes, que conducen a nuevas
formas de pensar, de ser, aprender, ser y convivir.
La acción didáctica del docente universitario
unificará el currículo y mantendrá el necesario interés y motivación del
alumnado, respecto al objeto de estudio; pero, así mismo, presentará la realidad en toda su complejidad
y las dificultades que conllevan el
desenvolvimiento y desarrollo de todas y cada una de sus problemáticas, ya que,
lo que realmente interesa es la verdadera utilidad del conocimiento; es decir,
que ese aprendizaje pueda servir para resolver conflictos cotidianos, para
construir nuevas respuestas en el ámbito laboral, social y familiar; y
para crear, de igual forma, un nuevo
conocimiento.
D. Condiciones
laborales del docente:
Otro reto
importante para el docente universitario es vivir su vocación, con felicidad y
paz, a veces en medio de situaciones laborales desfavorables, pero recordando
que su labor va más allá del dinero, ya que, es su apuesta por la humanidad,
por tanto, algunos de sus roles, en el nuevo paradigma de “Ser enseñando han de
ser”:
a.
Agente
social para el cambio: Organizado/a en la lucha por unas condiciones más
favorables para los docentes, en general.
b.
Facilitador/a
didáctico: Renunciando a ser el centro de la enseñanza y convirtiéndose en
un potenciador/a para el descubrimiento de las propias habilidades individuales
y grupales.
c.
Diseñador/a
curricular: Responsable, principalmente, de los siguientes criterios:
i.
Principio de planificación: Proyección de
objetivos y metas, previsión de acciones de aprendizaje, sopesando las
oportunidades de lo planificado y el aporte al modelo de ser humano.
ii.
Principio de publicidad y compromiso: La
planificación conduce a la socialización de las acciones de aprendizaje, para
iniciar una actitud sistemática de apropiación y compromiso.
iii.
Principio de corresponsabilidad y viabilidad:
Promueve no sólo la apropiación del diseño curricular por la o el docente, sino
también por los Centros o departamentos institucionales pertinentes.
d. Orquestador/a de metodologías diversas:
Articulador/a de variados métodos, especialmente, los centrados en la
participación activa y democrática del alumnado, aquellos que parten de los
propios pre-saberes y que ocupan las habilidades individuales para construir
productos grupales, aplicables a la realidad circundante.
e. Tutor/a y atención personalizada al
alumnado: Énfasis del saber del docente en la interacción con grupos
pequeños o con los estudiantes individualmente, vivencia de valores tales como:
disponibilidad para atender al alumno con cierto grado de anticipación y
post-acción, creatividad para ofrecer nuevos espacios de interés y generar
retos novedosos, comunicabilidad para la construcción de relaciones orientadoras
en la interacción docente – alumnado.
f.
Investigador/a
y formador/a de nuevos investigadores: Se trata de convertir la
investigación en un “rasgo cultural aceptable”, en un paradigma a través del
cual se desarrollen los contenidos de las currículas, en una necesidad
personal y profesional de adquirir el
conocimiento, no como una obligación evaluada, más bien como una decisión
saboreada, para alimentar el feliz hecho de saber, sin ningún tipo de
coerciones.
A MODO DE CONCLUSIÓN:
Las formas de enseñar los
contenidos deben trascender la antigua concepción de una “didáctica pura” y ser
consecuentes con la importante unidad entre lo instructivo y lo educativo,
entre lo afectivo y lo cognitivo.
Así mismo, servirá para una afinación de este nuevo rol docente-
universitario el manejo y conocimiento del “Grupo universitario”, ya que, en él
podrían estar presentes diferentes modelos de aprendizaje; por esto es
necesario reconocer las necesidades y objetivos comunes que se establecerán en
grupo, para construir la posibilidad de que ese encuentro sea la marcha hacia
su propio objetivo de aprendizaje. Esto favorecerá el desarrollo de la
cooperación mutua a partir de la resolución de conflictos que provocará la
confrontación de los distintos supuestos con los que operan diversos miembros
del grupo, posibilitando operaciones conjuntas con otros y otras.
El “grupo universitario” puede
constituirse como la unidad de producción del aprendizaje, en tanto puede ser
el soporte de la cotidianidad estudiantil, desde donde pueden confrontarse los
modelos de aprendizaje y el análisis de las condiciones de producción del
conocimiento, partiendo de un “rol activo” del alumnado. Así mismo, puede
romper con los paradigmas de la educación tradicional: individualismo y
competencia y cambiar a unos más edificantes: grupos y cooperación, porque sólo
en el “encuentro” con otras y otros es dónde nos conocemos a nosotros mismos.
Por estas razones, experimentar
la docencia es un constante desafío para el Docente Universitario salvadoreño,
aun así recorrer este camino, para
quienes creemos que “sólo la educación es capaz de transformar el mundo”,
es una apasionante faena.
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